No es el dolor de un amor incumplido, no es la melancolía, no es tenerte o perderte, no es envejecer, es algo más tremendo y más grande que crece dentro de mí, tal vez en el tuétano de algún hueso y que acaso se llama vida. Porque vivir, no cabe duda, es triste, vivir es una daga que se lleva clavada en la sangre. Vivir es pasar el tiempo, y este se te va gastando, vivir es no darte tiempo de todo lo que te falta por vivir, vivir es no ver cumplido tu sueño, vivir es gustarme a ratos y no gustarme nunca, vivir es añorarte y saber que pasa la vida sin encontrarte, vivir es esperar a pasear mis últimas tardes. Me duele abrir los ojos cada mañana y no verte. Me duele dormirme cada noche porque ha pasado un día sin ti. Te se, te siento y te añoro… pasa la vida y soy consciente que la violencia que sopla entre mis piernas y en mi sangre se agazapará un día bajo mis años y poco a poco se echará a dormir, me haré vieja, mi vida habrá pasado y tú no estarás a mi lado. Ahora en el recuerdo ensarto sueños como cuentas, pero ante tu ausencia pierdo el hilo y las veo rodar melancólicas por el suelo y perderse entre las patas de los muebles y mis pies. Sigo viviendo y me columpio aburrida en el péndulo del tiempo y sabiendo que te vas en cada tic-tac del reloj.
Cuando hundo el rostro entre las manos no lloro por nada en concreto…las manos quedan ahí olvidadas, se me caen las lágrimas igual que se me caen las palabras cuando no puedo gritarlas. Es solo un ejército de arañas que teje y desteje sílabas inútiles…. Yo no puedo gritar, no puedo apaciguarme porque tengo la certeza de que nunca me ocuparas del todo. No hay voz humana que me consuele si no es la tuya, porque ellos ignoran la palabra exacta.
Algún día Dios me dirá levántate y tendré que irme. Contigo es el privilegio de la dicha y la ternura, la piedad y la paz, esa enorme generosidad tuya y la alegría, tu palabra afectuosa, la mano en mi espalda y tu voz, contigo es amar la vida, sin necesitar mucho más, quizás sea la inconsciencia pero yo la siento verdad. Todo a tu lado parece ilimitado y sin ti es el eterno luto bajo mi piel. Pronto llegaré a esa edad en la que los recuerdos se convierten en el sustento de la existencia y perderlos es peor que morir. Me siento tras estas manos que ocultan mi rostro en el momento de madurez mas extraordinario que he sentido nunca, pero mi historia es insegura y vacilante… lloriqueo ante algún miedo o recuerdo, ante la nostalgia y la certeza, me lastiman los olores, me ensordece al resto del mundo alguna canción, un sabor que me lleva a otro lugar, un ir y venir por toda mi vida, un pasearme mis sueños…. Un miedo a tenerlos y pánico a perderlos. Vivir es triste… siempre es triste, no puedo parar el tiempo ni mi vida, no sé que hacer, porque la angustia de no tenerte se me encoje dentro de la camiseta. Es fácil estar enfadada cuando eres conciente de que existe tanta belleza en la vida cuando estoy a tu lado… la he visto toda a la vez y es demasiado. Es llenarse de dicha y saber que no puedo aferrarme a ella porque resbala por mí y se va cada día de mi lado.
Aquí y ahora necesito que me enseñes a serenarme el juicio, a sostener el ánimo, afrontar la adversidad con calma, abrir y cerrar la ventana y ver estallar la primavera, reventar la luna llena y bramar las olas a mis pies, sin ti nada de eso podré ver. Por eso me tapo la cara, para esconderme detrás de tanta certeza, para rendirme sin armas a la vida, a lo que ella ha querido y he decidido por mi, a mis respuestas… a amar con absoluto derroche… se que he perdido, y aunque no he perdido la lección…¿Para qué me sirve ahora? Ya tengo edad para ocultar mis lágrimas y mis ojos tras mis manos y saber que este amor mío es amor perdido, amor hallado, amor mío perdido y hallado en el mismo otoño de mi vida, donde me ha temblado el alma, ignorando si de penas o de fríos, de ternuras antiguas o de miedo. Quiero vivir a tu lado, la misma vida, quiero comer contigo, estar, amar contigo, verte y tocarte…lo dicen mis sueños, mis palabras escritas, esa daga que llevo dentro, los latidos de mi sangre, el cansancio de mi cuerpo y la tristeza de mis ojos. Lo dice mi boca en silencio y mis gritos sordos, lo sabe mi almohada, mis pies que tanto te buscan… y lo sabes tú. Me pasa la vida y se vuelve vieja, vieja la noche y vieja yo, viejos mis brazos y mis pechos, viejas mis piernas y mi sonrisa, vieja, vieja, me volveré vieja y no estarás a mi lado. Cosas que no conozco, que no he aprendido, cosas que solo tú me has enseñado, cosas que me hacen llorar y por eso me escondo en mis manos…. Porque no puedo dejar el tiempo paralítico de un mordisco, aunque se que la botella esta llena, solo es mi vaso el que está vacío. Solo me queda dejar las tijeras abiertas para ver si ella tiene el valor de cortar el hilo de mi destino…. Mientras tendré el rostro hundido en mis manos y esperaré que mi corazón emprenda de mi cuerpo a tu cuerpo el último viaje. Estaré escondida.
Cuando hundo el rostro entre las manos no lloro por nada en concreto…las manos quedan ahí olvidadas, se me caen las lágrimas igual que se me caen las palabras cuando no puedo gritarlas. Es solo un ejército de arañas que teje y desteje sílabas inútiles…. Yo no puedo gritar, no puedo apaciguarme porque tengo la certeza de que nunca me ocuparas del todo. No hay voz humana que me consuele si no es la tuya, porque ellos ignoran la palabra exacta.
Algún día Dios me dirá levántate y tendré que irme. Contigo es el privilegio de la dicha y la ternura, la piedad y la paz, esa enorme generosidad tuya y la alegría, tu palabra afectuosa, la mano en mi espalda y tu voz, contigo es amar la vida, sin necesitar mucho más, quizás sea la inconsciencia pero yo la siento verdad. Todo a tu lado parece ilimitado y sin ti es el eterno luto bajo mi piel. Pronto llegaré a esa edad en la que los recuerdos se convierten en el sustento de la existencia y perderlos es peor que morir. Me siento tras estas manos que ocultan mi rostro en el momento de madurez mas extraordinario que he sentido nunca, pero mi historia es insegura y vacilante… lloriqueo ante algún miedo o recuerdo, ante la nostalgia y la certeza, me lastiman los olores, me ensordece al resto del mundo alguna canción, un sabor que me lleva a otro lugar, un ir y venir por toda mi vida, un pasearme mis sueños…. Un miedo a tenerlos y pánico a perderlos. Vivir es triste… siempre es triste, no puedo parar el tiempo ni mi vida, no sé que hacer, porque la angustia de no tenerte se me encoje dentro de la camiseta. Es fácil estar enfadada cuando eres conciente de que existe tanta belleza en la vida cuando estoy a tu lado… la he visto toda a la vez y es demasiado. Es llenarse de dicha y saber que no puedo aferrarme a ella porque resbala por mí y se va cada día de mi lado.
Aquí y ahora necesito que me enseñes a serenarme el juicio, a sostener el ánimo, afrontar la adversidad con calma, abrir y cerrar la ventana y ver estallar la primavera, reventar la luna llena y bramar las olas a mis pies, sin ti nada de eso podré ver. Por eso me tapo la cara, para esconderme detrás de tanta certeza, para rendirme sin armas a la vida, a lo que ella ha querido y he decidido por mi, a mis respuestas… a amar con absoluto derroche… se que he perdido, y aunque no he perdido la lección…¿Para qué me sirve ahora? Ya tengo edad para ocultar mis lágrimas y mis ojos tras mis manos y saber que este amor mío es amor perdido, amor hallado, amor mío perdido y hallado en el mismo otoño de mi vida, donde me ha temblado el alma, ignorando si de penas o de fríos, de ternuras antiguas o de miedo. Quiero vivir a tu lado, la misma vida, quiero comer contigo, estar, amar contigo, verte y tocarte…lo dicen mis sueños, mis palabras escritas, esa daga que llevo dentro, los latidos de mi sangre, el cansancio de mi cuerpo y la tristeza de mis ojos. Lo dice mi boca en silencio y mis gritos sordos, lo sabe mi almohada, mis pies que tanto te buscan… y lo sabes tú. Me pasa la vida y se vuelve vieja, vieja la noche y vieja yo, viejos mis brazos y mis pechos, viejas mis piernas y mi sonrisa, vieja, vieja, me volveré vieja y no estarás a mi lado. Cosas que no conozco, que no he aprendido, cosas que solo tú me has enseñado, cosas que me hacen llorar y por eso me escondo en mis manos…. Porque no puedo dejar el tiempo paralítico de un mordisco, aunque se que la botella esta llena, solo es mi vaso el que está vacío. Solo me queda dejar las tijeras abiertas para ver si ella tiene el valor de cortar el hilo de mi destino…. Mientras tendré el rostro hundido en mis manos y esperaré que mi corazón emprenda de mi cuerpo a tu cuerpo el último viaje. Estaré escondida.
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