Philip Roth y su Mancha Humana me han ayudado estos días a saltar de un año a otro. A pasar la Navidad, cuando el espíritu navideño inunda las calles, los ojos están llenos de las lucecitas de colores, y la cabeza puesta en los demás. Mentira, esto también es una gran mentira, el espíritu de lo que está lleno es de envidias, intolerancia, y un "no" dejar vivir a los demás. Si ahondas un poquito no somos tan bonitos. La oscuridad del corazón humano es inexplicable. Ha resultado una novela grande, una novela sobre un pecado humano, el mentir. Un autor que sabe de ese tema porque durante toda su vida ha escrito sobre la mentira. Una novela que no es fácil, rezuma tristeza, no desborda insulsa alegría, decorada con una enorme y profunda prosa, densa, muy densa.
Es un enorme alegato contra los juicios sociales, la caza de brujas que persigue y acosa al individuo sometido, todo sin motivo y con unas premisas infundadas. La relación de dos seres que no tienen nada en común, solo el sexo y el silencio. Él tiene encerrado su pasado en un color y ella en cajitas debajo de la cama. No necesitan hablarse, se entienden, no se exigen nada pero se necesitan el uno al otro enormemente. Una oportunidad para dos, a la vez, a la par, un derecho propio a vivir un ratito de vida en común. Lo triste de la novela es que resulta completamente real, nuevamente da igual el lugar, esto pasa y seguirá pasando. El robo de la libertad.
Todas las relaciones personales de la novela son de gentes que se encuentran al otro lado de la frontera, casi vienen de vuelta. Sus páginas diseccionan los sentimientos de los dos amigos, Coleman y su danzante escritor, los dos a las puertas de la vejez, ambos apartados de la sociedad. Los dos buscan la soledad, se apartan del mundo. El exmarido y su relación con el sistema, le ha destrozado y adiestrado, no sabe hacer otra cosa que perseguir y matar. Delphine, dejándose apoderar por un idealismo desenfrenado, convertida en salvadora de una mujer perdida, y sin ninguna consideración humana usó las palabras para dañar. Todos están solos, todos cometen pecados, todos necesitan a alguien.
La vida del protagonista estalla en una resucitada pasión, cuando ella llega, quizás la vida se lo debía y él se olvida del rencor, Faunia le enseña a no malgastar su tiempo en una autocompasión por la pérdida, ella que siempre está cerrada por un inminente dolor interior le ayuda a olvidar y le encuentra la llave mecánica en mitad de la espalda.
Una historia que hace brotar una emoción sin lágrimas. Muestra vidas arrastradas y sus miserias. Momentos de una gran intensidad emocional: una inmensa ternura. A nadie le preocupa qué pasaba por la mente de Faunia ensoñada con la visión de la nuca de Silk, en un concierto. Al mundo no le interesa lo que corría por el alma de Silk escuchando esa música a su lado. Lo que parece importar aquí es que el joven olor a vaca está reñido con la madura y cara loción. ¡¡Por Dios!! Silk y Faunia son castigados por amarse, por algo que no debe importarle a nadie, son libres y están estúpidamente atados. Son expulsados de la red social. Perseguidos por una sociedad abanderada de moralidad y por un hombre que esa misma sociedad le enseñó a vomitar odio. ¿Quién hace justicia y libra de los opresores? Todos son victimas. Piensen en ello miembros del jurado.
El autor como siempre escribe lo que le da la gana, burlándose literariamente de lo más sagrado; creando personajes desaforados y carnales, ruinosos y grotescos. Escribe sobre la falsa moralidad, la búsqueda de la felicidad a través del sexo. El placer está sometido a mil normas y cadenas. Todos en la novela son seres solitarios, traumatizados, con un pasado de secretos y tragedias. Todos tienen algo que huele escondido en algún lugar.
Coleman Silk se ha reinventado a sí mismo. Se decide a vivir su ultima oportunidad sin importarle pecar, la vive con intensidad, amando……………hasta el extremo de olvidarse de su propia ira. Un hombre que funda su vida a la vez en una negación y en una afirmación de sí mismo. Un hombre que triunfa porque construye lo que deseaba, pero en cierto modo se derrota a sí mismo. Tiene el mismo derecho a guardar un secreto que a revelarlo.
Es la historia de una persecución, de una sociedad hipócrita y mojigata, terrible, hacia un hombre extrañado. Es igual el motivo, te juzgan por unas cuantas palabras mal interpretadas, por tu libertad sexual, por un mal comportamiento, por aprender a matar. ¿Quién escribe esas las leyes? ¡¡Qué más da, ahí están!!
Es muy fácil sentirse embargada por esta historia, es un libro fantástico, inmensamente grande…………con historias desproporcionadas. Phipip Roth nuevamente demuestra con coraje que sabe de vida, de sexo, de edad, de pecados y de humanidad.
Faunia, tu vida a su lado siempre sería un tormento, los dos de rodillas pidiendo siempre perdón. Se acabo tu Vía Crucis, pero no olvides nunca la mirada de Coleman mientras te escribía con los ojos poemas de contemplación. Faunia, solo quiero pensar, que en aquella caída tan fría os dio tiempo a cogeros de la mano y escapar juntos. Te has librado de la mojigatería. Aquí los virtuosos siguen igual, están locos por escandalizar, castigar y moralizar.
Otro libro inmensamente humano.
Es un enorme alegato contra los juicios sociales, la caza de brujas que persigue y acosa al individuo sometido, todo sin motivo y con unas premisas infundadas. La relación de dos seres que no tienen nada en común, solo el sexo y el silencio. Él tiene encerrado su pasado en un color y ella en cajitas debajo de la cama. No necesitan hablarse, se entienden, no se exigen nada pero se necesitan el uno al otro enormemente. Una oportunidad para dos, a la vez, a la par, un derecho propio a vivir un ratito de vida en común. Lo triste de la novela es que resulta completamente real, nuevamente da igual el lugar, esto pasa y seguirá pasando. El robo de la libertad.
Todas las relaciones personales de la novela son de gentes que se encuentran al otro lado de la frontera, casi vienen de vuelta. Sus páginas diseccionan los sentimientos de los dos amigos, Coleman y su danzante escritor, los dos a las puertas de la vejez, ambos apartados de la sociedad. Los dos buscan la soledad, se apartan del mundo. El exmarido y su relación con el sistema, le ha destrozado y adiestrado, no sabe hacer otra cosa que perseguir y matar. Delphine, dejándose apoderar por un idealismo desenfrenado, convertida en salvadora de una mujer perdida, y sin ninguna consideración humana usó las palabras para dañar. Todos están solos, todos cometen pecados, todos necesitan a alguien.
La vida del protagonista estalla en una resucitada pasión, cuando ella llega, quizás la vida se lo debía y él se olvida del rencor, Faunia le enseña a no malgastar su tiempo en una autocompasión por la pérdida, ella que siempre está cerrada por un inminente dolor interior le ayuda a olvidar y le encuentra la llave mecánica en mitad de la espalda.
Una historia que hace brotar una emoción sin lágrimas. Muestra vidas arrastradas y sus miserias. Momentos de una gran intensidad emocional: una inmensa ternura. A nadie le preocupa qué pasaba por la mente de Faunia ensoñada con la visión de la nuca de Silk, en un concierto. Al mundo no le interesa lo que corría por el alma de Silk escuchando esa música a su lado. Lo que parece importar aquí es que el joven olor a vaca está reñido con la madura y cara loción. ¡¡Por Dios!! Silk y Faunia son castigados por amarse, por algo que no debe importarle a nadie, son libres y están estúpidamente atados. Son expulsados de la red social. Perseguidos por una sociedad abanderada de moralidad y por un hombre que esa misma sociedad le enseñó a vomitar odio. ¿Quién hace justicia y libra de los opresores? Todos son victimas. Piensen en ello miembros del jurado.
El autor como siempre escribe lo que le da la gana, burlándose literariamente de lo más sagrado; creando personajes desaforados y carnales, ruinosos y grotescos. Escribe sobre la falsa moralidad, la búsqueda de la felicidad a través del sexo. El placer está sometido a mil normas y cadenas. Todos en la novela son seres solitarios, traumatizados, con un pasado de secretos y tragedias. Todos tienen algo que huele escondido en algún lugar.
Coleman Silk se ha reinventado a sí mismo. Se decide a vivir su ultima oportunidad sin importarle pecar, la vive con intensidad, amando……………hasta el extremo de olvidarse de su propia ira. Un hombre que funda su vida a la vez en una negación y en una afirmación de sí mismo. Un hombre que triunfa porque construye lo que deseaba, pero en cierto modo se derrota a sí mismo. Tiene el mismo derecho a guardar un secreto que a revelarlo.
Es la historia de una persecución, de una sociedad hipócrita y mojigata, terrible, hacia un hombre extrañado. Es igual el motivo, te juzgan por unas cuantas palabras mal interpretadas, por tu libertad sexual, por un mal comportamiento, por aprender a matar. ¿Quién escribe esas las leyes? ¡¡Qué más da, ahí están!!
Es muy fácil sentirse embargada por esta historia, es un libro fantástico, inmensamente grande…………con historias desproporcionadas. Phipip Roth nuevamente demuestra con coraje que sabe de vida, de sexo, de edad, de pecados y de humanidad.
Faunia, tu vida a su lado siempre sería un tormento, los dos de rodillas pidiendo siempre perdón. Se acabo tu Vía Crucis, pero no olvides nunca la mirada de Coleman mientras te escribía con los ojos poemas de contemplación. Faunia, solo quiero pensar, que en aquella caída tan fría os dio tiempo a cogeros de la mano y escapar juntos. Te has librado de la mojigatería. Aquí los virtuosos siguen igual, están locos por escandalizar, castigar y moralizar.
Otro libro inmensamente humano.
Paca, como siempre has hecho un alegato fantástico, sabes sacarle al libro todo su jugo y este es tremendo, cuanta hipocresia hay de verdad en todos los ámbitos de la vida.Berta
ResponderEliminarNo es posible llegar con más precisión al sentido profundo de esta obra de Philp Roth, a los sentimientos de los personajes, al mensaje del autor. Es cierto que en La mancha humana se critica muchos de los aspectos de la vida norteamericana de finales del siglo XX, pero no menos cierto que esa misma crítica se puede traer a nuestro entorno actual donde la hipocresia y la mediocridad está haciendo estragos. Creo que siempre nos quedará una referencia, un eslabón que nos permita tener confianza en los valores humanos. Para muchos de nosotros esa referencia eres tu. Gracias Paca por tu sensibilidad. Rafa
ResponderEliminar¡Qué puedo decirte!Hace tiempo que no entraba en tu espacio,y aunque no me sorprendes,porque esto de superarse dia a dia es lo tuyo.Leer tus comentarios me hacen sentir el mismo placer que todos esos libros.Antonia
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